Alberto Sarraín:

“Talco es una obra movilizadora de energía”

¡Teatro y del bueno! Gonzáles Melo/Sarraín, el dueto de oro de la escena teatral del Sur de Florida nuevamente de estreno después del éxito de Chamaco. Este viernes exhiben en el Teatro Abanico la obra Talco, original del joven dramaturgo cubano Abel González Melo, con las actuaciones de Juan David Ferrer, Ariel Texidó, Norberto Correa y Oneysis Valido, bajo la dirección del maestro Alberto Sarraín a quien precisamente Miami en Escena lo entrevistó en calidad de exclusiva. Considerado uno de los directores originario de Cuba más importante Sarraín considera que Talco es una obra que se centra mucho más en la dirección de actores, en la precisión de los conflictos internos y externos de los personajes que en el espectáculo. Allí va

Bienvenido nuevamente a la escena teatral de Miami ¿Cuéntenos un poquito sobre Talco su nueva aventura en cuanto a dirección teatral?
Abel trajo para el estreno de Chamaco el libreto de su nueva obra Talco. Creo que me ha pasado con Abel como me pasa con Lorca, que uno se engancha en su estética y quiere seguir pegado experimentándolo todo. Talco es una obra que se centra mucho más en la dirección de actores, en la precisión de los conflictos internos y externos de los personajes que en el espectáculo. Me ha dado la oportunidad de manejar un material psicológico que me resulta precioso. Ese creo que ha sido el gran reto de este trabajo descubrir en los personajes un mosaico de emociones y conflictos que los hace muy ricos. Quizá es la única riqueza que hay en ellos.

¿Qué le sedujo de Talco para asumir la dirección?
Siempre he sentido una rara curiosidad por los márgenes. En ellos se da siempre lo mejor y lo peor de la vida. El centro es para mi gusto demasiado cómodo, demasiado previsto. En los márgenes habita el horror, pero también la pasión. Tengo una especial predilección por lo intenso, lo duro, sobre todo por esas emboscadas que las sociedades le tienden al ser humano. Emboscadas que conducen a caminos sin salida. Como si lo moral estuviera en contra de lo natural o lo social significativo se situara al otro lado del precipicio donde está lo personal significativo. Prefiero a los antihéroes, porque me parecen más humanos. Talco narra esta historia de los márgenes, de seres atrapados en un submundo del cuál no hay salida. De una sociedad que necesita respuestas para la gente común. Ese horror que es la cotidianidad, arrastrada por la miseria que busca la ilusión con la mirada bizca y que no logra verla realmente. En resumen Talco es una obra de gran intensidad, una obra movilizadora de energía.

¿Cuáles son los puntos atractivos de Talco si hacemos un paralelo con Chamaco?
Con Chamaco disfruté mucho la puesta de un espectáculo grande, en tono de film Noir, a medio camino entre Bretch y un suspense. Jugué mucho con los tonos grandes, teatrales, con gestos importantes, expresivos. Estoy disfrutando a Talco porque es todo lo contrario: una obra de corte realista, quizá pudiera llegar al extremo del naturalismo, donde casi no hay espectáculo, sino gente de carne y hueso luchando por mejorar la sobrevivencia. A la misma vez tienen puntos de contactos por exploran el mismo mundo, en el mismo país, con las mismas carencias y excesos. Talco es mucho más duro que Chamaco. El nivel de violencia verbal y física es muy intenso. Todo el lenguaje que Abel explora en Chamaco de realismo poético aquí ha desaparecido para abordar directamente la estética del realismo sucio.

Usted dirigió Chamaco y ahora hace lo propio con Talco ¿Qué es lo más importante en la dramaturgia de Abel González Melo?
Lo más importante de la dramaturgia de Abel es su contemporaneidad, como nos narra a ti y a mí, a las sociedades en qué vivimos desde una estética muy actual, con una mirada inteligente, seductora, provocativa y retadora. Sus obras nos permiten transitar del mero entretenimiento al cuestionamiento de diferentes aspectos de la sociedad.

La sexualidad en venta como único recurso juvenil para salir adelante, la corrupción, la huida del campo a la ciudad, la homosexualidad y la muerte son temas que ud debe manejar en la tarima ¿Es complicado?
¡Muy complicado! La obra tiene dos momentos muy fuertes de escenas de gran contenido sexual y manejarlas ha sido extremadamente difícil. Más porque la escenografía del maestro Arrocha se desborda del escenario hacia el lunetario y propone una óptica casi “voyeur” del espectáculo que transcurre al alcance de la mano de la audiencia. Por eso hemos insistido en la publicidad que es sólo para adultos y para adultos cuya sensibilidad le permita oír un lenguaje fuerte (muy fuerte), ser testigo presencial del submundo que se mueve entre la prostitución, la droga, la violencia, la sexualidad descontrolada y el abuso. Es un llamado al mundo moral desde la inmoralidad misma.

Maestro ¿Qué tan importante es para usted involucrarse en una puesta en escena moderna en donde se aborda la problemática socio política actual?
Yo detesto la política y muchas oportunidades me he sentido víctima de ella. Pero la realidad es que el arte es el ojo avizor de la sociedad. La política la guardiana de una moral de moda. La necesidad de cambio moral para corresponder con el desarrollo de la sociedad es algo que está estrechamente vinculado al teatro. Y el teatro desde los griegos ha tenido un papel destacado en estas transformaciones. Los políticos nos pueden ver como enemigos de una posición política y en realidad el arte lucha a brazo partido contra la moral caduca.

Cuéntenos sobre su elenco ¿Está satisfecho con lo logrado?
Talco, tiene exactamente la mitad del elenco de Chamaco. Eso propone un trabajo más cercano con los actores y entre ellos mismo. Creo que he tenido mucha suerte al trabajar con estos actores. Hemos tenido una perfecta interlocución, afectada solamente por las irregularidades del trabajo en TV que en esta puesta especialmente se ha dejado sentir con mucha fuerza. He trabajado con dos primeros actores, de reconocida trayectoria y talento extraordinario: Juan David Ferrer y Ariel Texidó. Ambos se han pegado a trabajar con sus personajes que ofrecen dificultades múltiples porque son psicológicamente complicados y exuberantes. Y dos actores menos conocidos por el público de Miami, pero ambos con mucho talento y potencialidad que estoy seguro que pronto estarán presentes en muchos espectáculos de la ciudad. Norberto Correa que se acerca al teatro dramático desde el mundo del teatro musical en dónde tenía ya una carrera establecida como tenor. Y Oneysis Valido que ha sido la última en entrar en el elenco y se ha tenido que montar en patines para llegar a donde estaban los otros y lo ha hecho muy bien. Es una mujer hermosa, talentosa y entregada. Como ves, estoy contento.

Juan David Ferrer en un rol totalmente diferente a la que asumió en Chamaco y en sus manos por segunda vez ¿Háblenos de esta interpretación?
Bueno, la verdad es que yo he sido el director que más ha dirigido a Juan David en toda su carrera. El que más ha repetido. La noche, La Chunga, Manteca, Delirio habanero, Réquiem por Yarini, Chamaco. Creo que el trabajo de Juan David es excepcional. Cuando le propuse el personaje cayó en ese conflicto típico de aproximación-evitación. Era un personaje muy bueno, pero hacer un travesti y sacarlo del clisé, pensar en él como ser humano y no como un manojo de manierismos, entregarle a su público un personaje sobre el que se tienen tantos prejuicios es un acto de entereza moral, de reto artístico y de valentía. No me gusta calificar públicamente los trabajos que tienen que ver conmigo, creo que eso le corresponde a la crítica y al público. Pero los exhorto a ver un trabajo diferente, bordado con simpatía, sensibilidad, buen gusto y un patetismo refinado. Ustedes tienen la palabra.

¿Qué razones daría al público para que no se pierda Talco?
Creo que de alguna manera ya te he dicho todas las razones. Quizá la última que podría decir es que la obra les hará vivir una experiencia diferente, que los va a cargar de adrenalina como si bajara por una montaña rusa, pero también de dolor, de tristeza y sobre todo los hará pensar.

El dueto Gonzáles Melo/Sarraín ¿Va por buen camino en cuanto a refrescar la escena teatral de Miami?
Querida Rosana, creo que refrescar no es la palabra. Yo siento que estamos haciendo algo diferente y es bueno que una plaza teatral haya ofertas variadas. Todas son válidas todas tienen su público. La nuestra podríamos decir que es una propuesta de horror. No en el sentido de esas películas de fantasmas y monstruos, sino del horror que puede ser la vida para alguno de nosotros y la importancia que tiene que todos estemos atentos y hagamos lo que nos corresponda por cambiar esas cosas.

¿Se hace buen teatro en Miami?
En Miami como en todas partes donde se hace teatro se hace teatro bueno y teatro malo. El adjetivo que lo califique depende del espectador que lo ve y sus gustos y preferencias que son siempre de carácter subjetivo. Nosotros tenemos muy buenos profesionales del teatro. Muchos de ellos subutilizados. Nos falta infraestructura, laboratorios para que los profesionales puedan seguir desarrollándose, espacios para ensayar decentemente, teatros que se ajusten a nuestras necesidades y dinero para producir y afrontar los costos de todas las codificaciones que el mundo desarrollado le impone al teatro. Nada podemos esperar de las organizaciones públicas que siempre tienen poco dinero y están dirigidas por personas que no hablan español ni conocen nuestra idiosincrasia. Nos hacen falta mecenas, organización y unidad. Si eso se diera ya te contaré lo que sería Miami. Gracias por dejarme estar en tu sitio y poder llegar a todos esos espectadores potenciales que andan por el mundo.
Talco de Abel González Melo.

Estreno absoluto el viernes 16 de abril

Teatro Abanico.

Reservaciones a: talcoenabanico@gmail.com